Días atrás, durante la apertura de Hotelga - uno de los eventos profesionales más destacados del sector turístico - el Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, ofreció un discurso que dejó atónito al auditorio compuesto por hoteleros, gastronómicos, prestadores de servicios y profesionales del sector.
Con absoluta liviandad y notable entusiasmo, el ministro instó a desregular absoluta y definitivamente todos los servicios y actividades turísticas, “para que todos podamos ponernos una agencia, hacer de guías de turismo y hasta ofrecer transporte terrestre o aéreo de pasajeros”.
Todos, cualquiera, sin ningún tipo de control, ni fiscalización de parte de ningún organismo del Estado. Así, ponderó el rol de AirBnb, y hasta se atrevió a decir que “la profesionalización de los guías de turismo atrasa mil años”.
Y hasta hubo algunos aplausos. Extraña actitud ante un funcionario que viene con el mandato de romper todo lo hecho hasta el momento, que desconoce y bastardea a los profesionales que se formaron para trabajar seriamente, a los hoteleros y gastronómicos que invirtieron, pagan impuestos y tienen personal en regla, y a todo un sector que ha trabajado tanto por ser reconocido como la actividad económica importante que es a partir de su aporte al PBI nacional y a la generación de
empleo genuino.
¿Se habrá preguntado el ministro qué pasará cuando los turistas sean estafados en su buena fe por servicios inexistentes? ¿O quién se responsabilizará por un traslado terrestre que sufra un accidente si nadie le obligó a contar con un seguro? ¿O cuando una prestación acabe en un hecho delictivo por una empresa a la que nadie le pidió una habilitación adecuada? ¿Cómo van a reaccionar aquellos que hasta ahora venían cumpliendo estrictamente con todas las reglamentaciones ante esta competencia tan desleal? ¿Se va a preocupar alguien por mantener una alta calidad en los servicios turísticos para sostener el posicionamiento del destino Argentina en este sentido? ¿O será que se está fomentando un estado de barbarie en el turismo a partir de una cadena de decisiones y acciones que van en detrimento de toda la actividad?
Nada de esto nos sorprende, lo venimos advirtiendo desde enero cuando comenzamos la discusión sobre la Ley Bases y se emitió el decreto 70/23 que derogó la Ley de Agencias de Viajes dejando, por ejemplo, al turismo estudiantil en un limbo ya que su ley hace referencia a la ley derogada.
Estamos ante un punto de inflexión que requiere una reacción rápida y concreta de todos los actores de la industria. Si hay un trabajo sinérgico es el momento de establecer reglas claras.
Es nuestro deber defenderla de quienes ven un negocio detrás de cada servicio, a cualquier precio, sin reglas ni límites. Celebro que algunas voces comienzan a manifestarse en contra de la desprofesionalización del turismo, como el consejo de decanos de las facultades de turismo, y asociaciones de guías y profesionales del sector.
Espero que, por el futuro del turismo en nuestro país, cada vez sean más, antes de que sea demasiado tarde.