Los Juegos Olímpicos de París ya han comenzado. La mítica competición que reúne a todos los países cada cuatro años ha puesto a Francia en el centro del foco mundial. Sin embargo, a pesar de que los deportistas de todas las naciones compiten para hacerse con perseas y gloria, Francia se juega algo muy diferente. El país europeo se encuentra en un momento de fragilidad económica, con su industria en contracción y el consumo debilitado. En ese contexto, los Juegos Olímpicos se planteaban como una gran esperanza de impulso, con turistas de todo el mundo gastando en París y dando un balón de oxígeno, aunque sea temporal, en el consumo y la vitalidad de su economía. Sin embargo, empresas del sector, analistas e instituciones francesas están lanzando ya una advertencia de que pueda que las esperanzas fueran excesivas y que el 'efecto olímpico' sea mucho más liviano de lo esperado.
"Por cada euro de gasto público, generamos tres euros de impacto económico en la región de París", comentaba Christophe Lepetit, responsable de estudios económicos y de asociaciones del Centro de Derecho y Economía del Deporte (CDES) de la Universidad de Limoges. Esta misma institución lanzaba hace poco un estudio en el que estimaba que, basándose en el impacto que tuvieron los juegos de Londres, este gran evento podría generar para Francia cerca de 10.700 millones de euros de ingresos y cerca de 247.000 puestos de trabajo temporales durante este mes.
Sin embargo, frente a estas previsiones, crecen los temores de que los beneficios que produce este evento sean mucho más limitados e incluso en buena medida contraproducentes. El motivo es que, a pesar de que París va a traer visitantes de todas las partes del globo, la realidad es que la ciudad es ya una de las mayores urbes en lo que respecta visitantes de todo el mundo. En 2023 fue la número 5 según EuroMonitor, con más de 15,5 millones de llegadas. Por su parte Francia es la mayor potencia turística del planeta, con 100 millones de turistas en 2023 según la Organización Mundial del Turismo.
En ese sentido, con un país ya muy concurrido durante los meses de verano, los Juegos Olímpicos presentan inconvenientes para estos visitantes. En particular unos precios más altos de los hoteles, que se preparan para el evento, puntos clave cerrados para garantizar la seguridad del mismo... En resumen, una ciudad totalmente volcada con un evento de tal calibre está provocando que los visitantes tradicionales opten por otros destinos.
Esta tendencia no es una impresión, sino algo de lo que ya advertían las principales aerolíneas del mundo que hablaron, contra intuitivamente, de un impacto negativo en sus vuelos a Francia por los Juegos Olímpicos. Así lo expresó, por ejemplo, Air France durante el uno de julio cuando explicó que este evento supondrá un impacto negativo de 180 millones de euros dada la disminución a los viajes a París durante el verano por los juegos. "Los mercados internacionales muestran una marcada tendencia a evitar París", afirmó la aerolínea en un comunicado. "Los viajes entre la ciudad y otros destinos también están por debajo de la media habitual de junio-agosto, ya que los residentes en Francia parecen estar posponiendo sus vacaciones hasta después de los Juegos Olímpicos".
Un comunicado prácticamente idéntico fue el que emitió Delta Airlines. El presidente de la aerolínea, Glenn Hauenstein fue incluso más allá alegando que "Los Juegos Olímpicos no son buenos para los ingresos de las aerolíneas". El alto cargo incidía en este idea alegando que "creo que este año no será una excepción. Si bien vemos un contexto muy favorable para Europa en su totalidad, existen algunos desafíos para París, ya que, en general, los viajes cesan tanto desde el exterior como de los mercados locales a medida que se acerca la cita". Cabe destacar que no todo descansa en el turismo internacional pues los juegos provocan, según Oxford Economics, una participación de los nacionales en las actividades relacionadas algo que "eleva mucho el impacto general".
Sin embargo, según las primeras estimaciones las llegadas están siendo algo menores de lo esperado, algo que está influyendo en los ingresos que esperaba tomar el sector turístico. Prueba de ello es el último informe de la empresa Lighthouse, que explicaba que los servicios de alojamiento han tenido que reducir un 41% el precio del alojamiento promedio. Aunque con un precio medio de 313 euros por noche siguen estando muy encima de los 175 euros del pasado verano, la realidad es que el impacto es menor de lo que es esperaba y el ánimo de gasto de los visitantes no era tan exacerbado como se había previsto.
Además no es solo una cuestión de precios, sino que la ocupación hotelera ha disminuido cerca de un 25%. Al margen de los precios, también destaca una tasa turística que fue subida un 300% en diciembre de 2023 previendo una enorme demanda. "El hecho de que la ocupación inicial de las habitaciones fuera más lenta de lo previsto probablemente haya contribuido a que se hayan producido algunos descuentos en las tarifas de las habitaciones durante el último mes" comentan desde Oxford Economics. Además confirman que "los datos de STR muestran que las reservas de hoteles en París han disminuido ligeramente en comparación con el año en general.
"Creo que el efecto de los Juegos Olímpicos es contraproducente, ya que todo es muy caro. Creo que les explicamos (a los turistas) que las restricciones de tráfico iban a ser complicadas, que el precio del billete de metro se iba a triplicar, que el impuesto turístico se había triplicado... Además, el clima es difícil, por lo que la gente tiene menos ganas de venir", dijo el director del Hotel Ze en París, Aldric Duval, en declaraciones a Bloomberg.
Andrew Kenningham, analista de Capital Economics, reconoce que "muchos visitantes extranjeros acudirán a ver los Juegos, pero es probable que el número total de turistas extranjeros que visiten Francia sea inferior al del año pasado, ya que la gente se siente desanimada por el hacinamiento, el aumento de la seguridad y las preocupaciones por los costes". En ese sentido señala el caso de Londres donde también descendieron los turistas en 2012 respecto al verano anterior.