El turismo es un sector muy competitivo. Los destinos compiten por ganar congresos, viajes de incentivo y el flujo de turistas. Río sufre de una imagen de violencia y hay un esfuerzo sobrehumano para mejorar su imagen en el extranjero. Participación en ferias, viajes de familiarización, viajes de prensa y acciones internacionales, como llevar la oficina de la Organización Mundial del Turismo en las Américas a una dirección en Río de Janeiro, misión realizada con éxito gracias a la unión del sector privado (Fecomércio RJ) y el poder público (Ayuntamiento).
Lo ocurrido esta semana en la oficina del presidente de Embratur, el organismo encargado de promover la imagen de Brasil en el exterior, fue más que un desliz. Fue la falta de sentido común y la incapacidad de su presidente, el ex diputado Marcelo Freixo, ahora en el PT, para entender el cargo ejecutivo que ocupa y que le garantiza un buen salario.
En un video desastroso, Marcelo Freixo, grabado en su oficina oficial y colgado en sus redes sociales, hizo un análisis de las acciones de los milicianos en Río y esbozó un escenario aterrador de seguridad en la ciudad. ¿Será que no reflexionó sobre el conflicto entre su postura de activismo político y la misión pública que ocupa en el Ejecutivo? El principal destino turístico internacional fue expuesto de manera desnuda y cruda, con pinceladas de denuncias, exactamente por el agente público que debía promoverlo.
Si un destino competidor de Río está empatado en la disputa por albergar un congreso o evento mundial, presentar este video del presidente de Embratur tendrá ventajas inmediatas.
Al asumir por primera vez un cargo ejecutivo, Marcelo Freixo debería haber renunciado a su activismo que tanto asusta a los votantes más conservadores. Este radicalismo es un disfraz que no pertenece a un presidente de Embratur y más aún, utilizar imágenes grabadas en un espacio oficial para denigrar a Río.
Como presidente de Embratur, incluso ha recibido elogios por el equipo técnico que ha reunido y por una postura más mesurada que todos esperaban por su renuncia al radicalismo no constructivo. Río merece una disculpa y el sector turístico también. Si Freixo no puede entender la necesidad de renunciar a su postura política, que renuncie a la misión de hablar bien de Brasil. La oficina oficial del Ejecutivo no es una plataforma para atacar a Río en algo tan doloroso para todos los cariocas.
Fuente: https://www.correiodamanha.com.br