Tras empezar a cobrar por el equipaje, la dirección de la compañía estadounidense que generó hace ya varias décadas el modelo de aerolínea Low Cost, prepara una ola de cambios para asimilarse más al modelo de compañía tradicional. 

“Vamos a hacer lo que nos pide el cliente”. Y el cliente pide primera clase, vuelos de largo radio y salones lujosos en los aeropuertos, que es lo que permite que las aerolíneas líderes de Estados Unidos ganen dinero. Eso dicen las encuestas.

Quien anuncia que va a seguir lo que pidan los clientes es Bob Jordan, el primer ejecutivo de Southwest, la primera aerolínea low cost del mundo, estadounidense, hoy en proceso de transformación, la cual se ha iniciado con el cobro de las maletas en bodega para los viajeros.

Jordan no lo ha afirmado, pero ha dejado entender que la aerolínea, que hoy gana dinero pero mucho menos que sus rivales, podría convertirse en una como las grandes, o sea como Delta, United o American. “No vamos a parar aquí”, afirmó Jordan ante una audiencia de especialistas en aviación.

El año que viene va a anunciar otra ola de cambios, de cuyo contenido no se ha adelantado nada. Pero Jordan añadió que “para muchos de nuestros amigos que aman Southwest, nosotros no podemos ofrecer los productos que el viajero quiere, como la primera clase. Podemos volar a destinos internacionales de largo radio. Si un salón en un aeropuerto es importante para el viajero, hoy no lo ofrecemos”, añadió.

Southwest es la primera low cost, que inspiró a todas las demás. Pero muchas de estas imitadoras, como Ryanair, profundizaron en el modelo, de forma que hoy hay mucha distancia entre ellas. La misma que hay en sus cuentas de resultados: Southwest gana muy poco y Ryanair es la más rentable de la aviación. De hecho, O’Leary, el máximo ejecutivo de Ryanair, ha dicho públicamente que la estadounidense ya no es una low cost sino otra cosa.